miércoles, 4 de mayo de 2016

Una buena nutrición para niños



 En los últimos 10 años el índice de obesidad infantil ha aumentado un 19.6 por ciento, siendo los niños entre los 6 y 11 años de edad los más afectados.
La obesidad es un resultado de un desbalance calórico y es mediada por factores ambientales, genéticos y de comportamiento. Un estilo de vida saludable, incluyendo actividad física y una dieta adecuada, pueden disminuir el riesgo a desarrollar las enfermedades asociadas a la obesidad.


¿Cómo saber si un niño tiene sobrepeso u obesidad?
El término obesidad define una situación de exceso de grasa corporal. Muchas madres pueden ver a sus hijos y pensar: ¨mi hijo es gordito pero esto significa que está fuerte y sano”, lo cual es completamente falso.
La mejor forma de saber si el niño sufre de sobrepeso u obesidad es consultar al pediatra y saber si en realidad está fuera de sus límites de peso. La herramienta más utilizada por los pediatras o nutricionistas para conocer si el niño está en el peso correcto es medir el índice de masa corporal.

Si el niño fue diagnosticado con obesidad o sobrepeso, ¿qué hacer?
El tratamiento de la obesidad infantil requiere de un abordaje integral, tanto o más como en los adultos, y debe incluir dieta, actividad física y terapia conductual. 


Refrigerios saludables
• ½ taza de yogurt natural descremado con 8 fresas
• 1 pan light integral con 2.5 cucharaditas de crema de cacahuate y ½ plátano
• 1 smoothie de mango (1/2 taza de leche descremada con ½ mango y hielos)
• Zanahorias “baby” con limón
• Jícama y pepino con chamoy (sin azúcar)
• Pera al horno con canela y nuez moscada
• 5 galletas María
   


Recomendaciones
• Restringir o eliminar por completo los carbohidratos refinados (pastelitos, donas,
frituras, dulces, chocolates)
• Cuidar las porciones (tamaños), lo ideal es proporcionar porciones pequeñas y adecuadas para su edad y actividad física.
• Consumir productos lácteos libres de grasa, a partir de los 2 años de edad deben eliminarse de la dieta los productos lácteos enteros.
• Reducir la ingesta de grasas trans y saturadas.
• Elaborar planes de alimentación balanceados y con el aporte calórico adecuado para no interferir en su crecimiento y desarrollo.
• Reducir actividades sedentarias y aumentar la actividad física. Se sugieren 60 minutos diarios para conseguir un beneficio.
• Eliminar estímulos que fomentan los malos hábitos
• Explicar al niño cómo, cuándo y qué se come, para mantener la pérdida de peso a largo plazo.

Nutriologa Dra Katheryn Marte


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